Y esa fina línea entre el amor y el odio me está volviendo loca. Odio
todo tu ser en estos momentos, pero amo
saber que estás en mi vida. Me tenés como
querés, entrás y salís de mi vida a tu placer. A veces me pregunto
por qué: si es por diversión o para saber que no me perdiste del todo aún.
No soy de las que se dejan llevar y creen todo, pero en esto vos tenés el
control. Y a pesar de saber que no sos el mejor, ni siquiera sos lo mínimo
que me merezco, te quiero a mi lado. No sé cual es tu don, pero tenés un encanto que
atrapa a cualquiera; y ese es el problema: me harté de ser cualquiera. Ya caí en tu red, lo asumo, ya soy una más de tu lista;
pero no soportaría aceptar que me convertís en una arrastrada Me castigo por
haber caído en la trampa de alguien como vos; pero después recuerdo cada
momento que compartimos que nadie más que vos y yo sabemos, y cada palabra tuya
que me hacía sentir única y querida, y no puedo evitar pensar que de verdad
te quise y arruinaste todo sentimiento en mí. Odio
saber que despertás tantos sentimientos en mí, pero amo esos
sentimientos que me hacés sentir. Odio saber y ser conciente de que vos
lastimás porque no sos capaz de ponerte en la posición del otro a la hora de
actuar, pero amo cuando siento que soy tuya. Odio con toda mi alma que mientas, pero amo tus malditas mentiras.
Odio que salgas de mi vida a tu antojo, y amo haberte dejado entrar en mi vida.
Y cuando te
vea lo más probable es que no sepa que camino seguir y vos decidas por los dos; o mejor sería que cuando te vuelva a ver ya no ocupes el
lugar que todavía no pude llenar y que no borre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario