O aprendes a querer la espina o no aceptes rosas.

Decime que hago, que haces, que hacemos. Explicame como sigo. No puedo creerlo, otra vez caí en ésta historia absurda, en esos ir y venir que a pesar del dolor siempre me mantuvieron viva. Caí en vos, en tus brazos, en tus besos, en tu pecho, en tu mirada. Inesperadamente rehiciste tu vida, ya no me sentís, ya no me extrañas pero sigue habiendo algo de vos que sigo sin entender. ¿Porque las llamadas, los mensajes, las visitas, los celos, las ganas de no hablarme por momentos?.
Me detengo a pensar un segundo en todas las veces que dije que era fuerte, que no te extrañaba ni te necesitaba conmigo; hoy todas esas palabras se desvanecen, desaparecen, hoy ya no las siento. Me siento débil, necesito de vos. No puedo quebrarme otra vez, no puedo dejar que me rompas. A pesar de todas las veces que pase por la misma situación sigo sin saber como actuar, como defenderme. Es irónico. Dicen que de los errores se aprende, que perdiendo también se gana, que no se puede tropezar más de dos veces con la misma piedra. Yo soy el contrario de todo eso. Siempre recaigo en lo mismo, en los llantos, en los gritos, en pasar horas pensando en vos y en lo que vivimos, en lo que hicimos.

Necesito sacarte de mí, necesito desprenderme de vos de una vez por todas para poder seguir, si es que no vamos a volver a estar juntos, si es que no lo vamos a volver a intentar.