Nuestro problema empezó cuando empezamos a necesitarnos.
Hablábamos de independencia, pero éramos una adicción.
Echábamos un pulso para intentar olvidar, pasar página.
Nos volvimos expertos en sonrisas cómplices y miradas a escondidas.
Lo reconozco, sólo teníamos una debilidad y éramos nosotros mismos.
Nuestros sentimientos son difíciles de reprimir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario